Estréname el culo.


Infidelidad Estréname el culo. ESTRÉNAME EL CULO.

Ocurrió que por circunstancias familiares estaba fuera de casa y tuvimos que pasar la noche en un hotel. El mayor de mis primos tenía un amigo que dormía solo y se ofreció a compartir habitación conmigo. Nos conocíamos desde pequeños y era ese pequeño juego de ser como de la familia, aunque sin acabar de serlo. Yo no quería. Desde pequeña había estado buscándome, tocándome de una manera que excedía la familiaridad y hasta durante mi adolescencia habíamos tenido algún toqueteo de más. Algunos besos morbosos y furtivos y terriblemente excitantes. Sus manos me tocaban siempre con conocimiento. Me sacaba algo más de una década y sabía muy bien lo que se hacía el cabrón. Me ponía a cien y jugaba con eso, pero los conflictos con lo que esta bien y no dentro de la familia y de la diferencia de edad, siempre me acababan echando para atrás y torturándome la cabeza.

Hacía años que se había casado y nuestros juegos sexuales se habían cortado pero ahora, divorciado ya, me lo venía venir de nuevo.. El caso es que lo dijo en voz alta, en mitad de la cena, delante de todos, y no encontré excusa lógica para no ir cual corderita, de nuevo a su habitación.

Así que allí me vi, de nuevo. Intenté no provocarle, que no le apeteciera pero la conversación se acabó poniendo caliente. Me preguntó por mis amantes y pensé que quizá ahí estaría la solución, en darle un giro a nuestra historia. Entonces le conté que me había echado una amiguita, que ahora me acostaba con mujeres, ves, me ha dado por probar.

Pareció tranquilo y que hasta se había quedado medio dormido e intenté aprovechar la circunstancia para dormirme yo también, pero en menos de un segundo lo tenía encima, comiéndome la boca y agarrando uno de mis pechos como sabe hacerlo, que me pone a mil. Pero esgrimí el último de mis argumentos: que tenía la regla. Esa noche, no iba a poder ser..

Él pareció cesar un instante y aproveché para largarme al baño. Mi mente decía que no pero el cuerpo lo tenía a tres mil revoluciones. Allí no iba a dormir ni el colchón. Pensé que una duchita caliente me iría bien.

Y así fue. Me desnudé y abrí el grifo, bien fría, que me bajara el calentón. Pero aún no había llegado el agua a los pies cuando entró él. Se desnudó en un instante y se metió en la bañera justo detrás de mí. Cambió el agua a cálida, se echó jabón en las manos y empezó a masajearme la espalda. mmm... todo mi cuerpo lo agradeció. La tensión de los últimos días hacía estragos y aquel masaje era gloria pura. Pero mi espalda es chiquitita y enseguida alcanzó mis tetas. El cuerpo entero se me tensó. Me mojé. Por dentro. Más de lo que estaba por fuera. Y él supo que ya era suya.

Siguió bajando con sus manos por mi cuerpo y alcanzó el clítoris. Mis piernas se abrieron inmediatamente para dejarle paso, pero no era eso lo que buscaba. Con la mano libre agarró la crema y me dejó clara su intención: ¿querías experimentar? Pues vas a tener una experiencia nueva. Eres mi niña y mi puta y este culito te lo estreno yo.

Y dicho esto vertió un buen chorro de crema sobre mis nalgas y lo untó por todo mi culo, preparando el terreno para hacerse hueco en mi culo. Primero el dedo gordo que entró extrañamente suavemente pese a lo que yo temía. En cuanto lo tuvo dentro, lo sacó y metió el índice. Daba vueltas dentro de mi y me sentía tan invadida. Tan vejada y a la vez con ganas de más. Tan puta.

Y él lo sabía. Lo sabía y me lo repetía en voz alta, me lo susurraba al oído. Eres mi putita. Siempre lo vas a ser. Y cambiaba de dedo haciéndose más hueco en mi interior. Ya había metido dos dedos, entraban tres y yo estaba empezando a gozarlo físicamente a parte del sometimiento mental, cuando cerró el grifo y dijo que había llegado la hora. Me sacó de la ducha envuelta en la toalla y mientras me secaba volvió a la habitación. Preparó mi cama con varias almohadas en el centro de la cama y cuando llegué estaba sentado y serio.

Me dijo que quería estrenarme el culo y follárselo, pero que sabía que eso no era suficiente para mi. Que sabía que yo tenía verdaderos deseos de ser una sumisa y que querría más. Y que esa era mi oportunidad. Que si decidía aceptarla, él sería mi amo y me adiestraría como sumisa.

Si eso es lo que quieres, me dijo, abandona los pudores y pídemelo.

No me lo pensé dos veces. Arrojé la toalla al suelo, me tumbé en la cama con las piernas bien abiertas y el culo bien levantado y lo miré directa: por favor, amo, quiero ser tu puta. Estréname el culo.

"Anónimo"

Comentarios para Per� chicas bonitas

Yefersn
Lima - Perú Soy un chico seguro y de pocas palabra, pero no te arrepentirás �� ...
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Panama - Panamá El video de lourdes de pese lo tienen, pero para que me lo pasen? ...
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