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Le Petit D�lice

Infidelidad
Infidelidad Le Petit D�lice

Baje las escaleras de mi edificio dispuesto a salir a la calle.
Justo allí me encontré algo que me cambio el día, y la vida.
Caído en el suelo, un móvil. Me agache a cogerlo, y vi que estaba un poco roto. A algún vecino se le habría caído. Era un telefono Android negro, muy típico en cualquier hombre joven. Bueno, y de gran pantalla. Pulse sobre el botón de encendido para ver si descubría de quien era.

La sorpresa inicial hizo que me olvidara del simple echo de que no estuviera bloqueado, o que pudiera pensar que estaba haciendo algo indebido al acceder a un móvil desprotegido de alguien. Lo que vi, me dejo sin habla.
Como fondo de pantalla, vi mi propia foto. Era una de mis fotos de perfil de facebook en la que se me veía medio cuerpo. No pude evitarlo, empece a chafardear el teléfono y fui a la galería de fotos.

Había muchas fotos mías, todas de facebook, otras parecían tomadas desde el móvil. En algunas había etiquetas tipo mi amor, mi futuro marido, y cosas similares. Pero lo que hizo que casi se me cayera el móvil, fue unos selfies. Eran fotos de mi vecinita.

Tengo una vecina, que es una autentica delicia. Una locura de chica. La llamo le petit delice, por su corte de melena francesa, que le enmarca la cara, con las puntas hacia adelante. Pelo muy cortito que le queda genial a la cara angelical que tiene. El pelo negro oscuro y liso, contrasta profundamente con su piel blanca. Sus ojos negros y grandes quedan medio ocultos detras de una bonitas gafas de montura negra. Tiene una boca muy pequeña, que ocultan unos dientes pequeños y blancos como la leche.
Se le añade a todo esto, un cuerpo pequeño y una estatura baja. En conjunto hace un extraño efecto de una Nerd muy inteligente y tímida, con aire francés, en un cuerpo precioso pero pequeño. Sabia que había gente que pensaba que no pasaba de los 18 años, aunque yo sabia que tenia ya los 21. El tipo de chica que siempre podría pasar por alguien mucho más joven. Como complemento, siempre iba en tejanos negros ceñidos que marcaban su diminuto trasero, y una cinta negra que siempre llevaba en el cuello. También era habitual que llevara mangas que ocultaban sus manos, de un gersey negro que era dos tallas más grande.

Empecé a sudar, la chica me gustaba. Y sabia que le gustaba yo a ella, pues se sonrojaba cada vez que me cruzaba con ella y la saludaba. Si le decía "hola guapa", se reía nerviosa y se escondía tras sus mangas al taparse disimuladamente sus pómulos encendidos.

Continué mirando fotos y la cosa no mejoraba. Después de los selfies, había algunas fotos con poca ropa. Enseñaba su pequeño cuerpo en ropa interior en muchas fotos. Pensé seriamente en olvidar aquello, me estaba excediendo.
Pero llegue a un video y no pude evitar darle al play. Salía ella solo con sujetador, estaba sentada en la cama y parecía querer grabarse su entrepierna. Se veía el final de sus bonitos muslos y no parecía llevar nada, ni se venia casi nada de vello. Pero lo que me sorprendió, es ver como giraba la cámara, y enfocaba a la ventana donde se me veía pasar frente a mi propia ventana, solo en calzoncillos. Luego giraba y se veía masturbarse durante unos pocos segundos.
Pasé a ver el siguiente. La primera imagen me sorprendió, pues parecía tener algún objeto alargado en las manos. Estaba completamente desnuda. Me sorprendió el nivel del volumen, y fui incapaz de bajarlo a tiempo. Bien alto, se escuchó en la portería, como decía mi nombre y me pedía que me corriera mientras chupaba el objeto.

El sobresalto fue aun mayor al escuchar una voz femenina muy baja, casi en susurro, que dijo.

- Me devuelves el móvil?

Allí estaba ella, con su apariencia de siempre, su melena corta y negra, sus gafas y detrás sus ojos negros y brillantes. Su cinta negra en el cuello, un jersey negro de mangas largas y sus tejanos negros. Me la quedé mirando sin saber que decir, y vi como su cara se encendía por el rubor.
Le entregé el móvil sin pensar, con el video aun reproduciéndose. Ella se quedó mirando su propia imagen, callada, con la cara cada vez más encendida. Estaba para comersela.
Sin pensar demasiado, la tomé de la mano y la conduje al ascensor. Entramos, y sin decir palabra comencé a besar sus pequeños labios poco a poco. Fui recorriendo su menudo cuerpo con mis manos. Ella respondió con intensidad, pero tomándose su tiempo para mirarme mientras sus pequeñas manos recorrían mi cara.

La llevé a mi casa, y tras cerrar la puerta, ataque de nuevo. Ella había bajado sus manos a mi cintura y acariciaba mi espalda. Yo intente explorar su pequeño trasero, pero antes de llegar me detuvo.

- Vamos a tu habitación. - Me dijo con una voz capaz de excitar a las piedras.

La tomé de nuevo de la mano y la conduje por el largo pasillo que había hasta llegar a mi habitación, pero antes de entrar, se detuvo y me pidió que bajara la ventana. Comprendí enseguida que desde su casa había una vista perfecta de mi habitación.

Nos echamos sobre la cama, y comenzamos a besarnos de nuevo. Intente sin éxito acariciar su trasero, pero esta vez al menos conseguí que se quitara el jersey negro, mostrándome un sujetador azul muy bonito, deportivo, que escondían, más que sujetar, unos pequeños pechos, más grandes de lo que parecían a simple vista cuando estaba vestida. Se escurrió de mis manos cuando quise acariciarlos, y me indicó que me tumbara en la cama. Me medio senté y deje que se pusiera encima. Ella se había desabrochado los pantalones, y a través de ellos podía ver unas bragitas blancas de tela fina que no encajaban con el sujetador.
Intente de nuevo acariciarla y no me dejó. , colocó mis manos a mis costados, y me desabrochó la camisa. Luego se tumbó sobre mi pegando sus pequeños pechos contra el mio. Sentí como movía las caderas restregándose contra mi puro pene. Me mordía la oreja mientras me decía con esa voz suya.

- Este es mi mayor sueño erótico, dejame que lo complete. - Detuve mis manos en su cintura, sin saber a que se refería.- Estoy loca por ti, pero quiero hacerlo a mi manera, no hagas nada, estate quieto.

Se levantó, y se quito el pantalón, dejándome ver a la perfección las curvas de su cuerpo, que ya había podido ver en el video. Careia casi de ellas, era un cuerpo delgado, pero bien proporcionado. Era un pequeño bombón que había que saber descubrir. Yo mientras tanto, me quite mi pantalón y la camisa.

Se colocó de nuevo encima mio, cogiendo mis manos y sujetándolas contra mi vientre para que no las moviera. Apretó fuertemente su ingle contra mi miembro y sentí la carnosidad y calor de su coño. Volvió a hablarme mientras seguía masturbándose de aquella manera.

- No hagas nada, por favor, no hables, no intentes nada, dejame hacer. Si te corres me da igual, pero no lo digas, ni pidas nada.

Vi como se llevaba una mano al coño y se lo acariciaba. Con la otra mano extrajo mi miembro y lo acarició. Fue restregandose con él el coño con las bragitas aun puestas. Podía sentir su calor y humedad. Me estaba poniendo francamente malo. Vi como apartaba un poco la tela dejando al descubierto sus labios. Era un bonito coñito rasurado, que por los pelos que asomaban aquello le debía pillar completamente por sorpresa, pues hacia unos cuantos días que lo debió de hacer.
Me bajo un poco más los boxer que llevaba y ella subió su cuerpo para hacer coincidir sus labios con la punta de mi polla. Allí siguió un rato, sentada sobre mi, mojandome la polla con cada roce de sus labios. Estaba usándome como juguete sexual. Me volvía loco ver como se contorneaba y movía llevada por el placer. Vi lo que podría ser el inicio de un orgasmos, aunque sus jadeos continuaban igual, siendo susurros bajos super sensuales. En ese momento condujo una de mis manos hasta sus pechos y dejo que se los acariciara brebemente, para luego tumbarse sobre mi y volver a impedirme que la tocara. En esa posición, con su cara apoyada sobre mi pecho, podía sentir clara mente como eran sus orgasmos. Me estaba volviendo loco, tanta sensualidad, y sin dejarme follarla como quería. Notaba que me iba a estallar la polla, y ya me dolía de lo dura que estaba. Subió un poco más y quedó con su boca a la altura casi de mi oído. Ahora podía oír claramente esos orgasmos en forma de susurros. Ahora usaba la punta de mi polla para masturbarse el clítoris, mucho mas rápido que antes, y hacia amagos de querer metersela. Sentí como tenia un orgasmo más intenso, en el que conduzco mis manos a su trasero. De un golpe se metió la polla dentro, solo la punta, para luego jugar entrando y saliendo y restregandola contra el clítoris mientras iba bajando su climax. Terminó metiéndosela casi hasta medio tronco, dando dos fuertes empujones y sacándosela rápidamente con un pequeño grito de placer.
Se quedó allí casi por un minuto, jugando con mi polla y la entrada de su coño, recuperando poco a poco el aliento.

- No te muevas, no he terminado.- me dijo.

Inmediatamente bajo hasta mi polla, y comenzó a besarla. Yo la sentía húmeda y pringosa por su propio orgasmo, pero a ella no parecía importarle. Me masturbaba sin mucho arte, sin saber muy bien que hacer, pero con una dulzura increíble. Allí viéndola junto a mi polla, me parecía una obscenidad, aquella cosa tan enorme y venosa que era más grande y fea que su pequeña y bonita cara.
Para mi satisfacción empezó a chuparme la polla, en un movimiento similar al que había realizado con su coño, sin mantener el ritmo, ni el mismo tipo de movimiento. Lo mismo chupaba solo la punta que intentaba metersela entera, que me daba pequeños mordiscos en la base. Cuando la chupaba me miraba sonriendo con esos ojos vivos tras las gafas.

Mi propio orgasmo me pillo por sorpresa, de excitado que estaba. A ella también, pero en uno de los momentos en los que me mordía la base de la polla. No sentí el orgasmo, de pronto vi como un chorro enorme de semen salia disparado hacia arriba, con enorme fuerza, cruzando su cara, manchandole los labios, las gafas y su bonito pelo. Con el siguiente chorro llego el orgasmo y fui incapaz de mantener los ojos abiertos, pero si consciente de lo que pasaba. Sin esperar un instante, se metió la polla en la boca, dejando que el resto acabara dentro. Cuando volví abrir los ojos, vi que tenía ca cara parcialmente manchada de semen, y que continuaba chupando, sin saber muy bien que hacer con todo aquello. Abrió la boca dejando caer el semen. Con completa naturalidad, trago lo que no salía. No escupió ni se limpió. Simplemente se limitó a descaerse de aquello como mejor supo. No noté en su cara ni la más mínima expresión de asco, ni de placer. Si vi en su cara cierta expresión de satisfacción y victoria.
La mano que me masturbaba no se novio de allí, parecía no saber que hacer con todo aquel semen que manchaba su mano, aunque notaba que jugaba con el y con una polla que no quería terminar aun.
Se tumbó a mi lado sin retirar la mano y me miró sonriente. Parecía no m*****arle no ver por un cristal de sus gafas, pues estaba lleno de semen. Aproveché ese momento para acariciarla y atraerla hacia mí. Ahora si me dejó acariciarle su precioso culo. Seguí con la vista el recorrido de aquella corrida que le surcaba la cara y que ella no parecía tener intención de limpiar. Iba desde la barbilla hasta la frente y manchaba el flequillo, una gran gota había caído sobre su cabeza y permanecía allí resbalando poco a poco.
Desde su barbilla una gota había recorrido su cuello y manchado esa excitante cinta del cuello, haciendo que me dieran ganas de correrme sobre su cara unas cuantas veces más.

- Ahora ya puedes hacerme lo que quieras.- me dijo con aquella voz sensual, que hizo que mi polla se pusiera dura de nuevo.

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