En el ba�o de un taller mec�nico


Infidelidad En el ba�o de un taller mec�nico Ese fin de semana me había quedado nuevamente sola en casa. Para variar, mi adorado Víctor había tenido que viajar al interior.
El sábado por la noche Helena y Camila me propusieron una salida ?de chicas? y acepté con gusto; amabas estaban dispuestas al levante y a reventar la noche; pero yo estaba segura de que esa noche iba a dormir sola en mi cama?

Tomé demasiados tequilas en el boliche, bailé con varios admiradores y me dejé acariciar el culo por otros; pero ninguno de esos gavilanes rapaces me convencía como para entregarle mi cuerpo. Cuando casi amanecía, me di cuenta de que mis dos amigas habían desaparecido del lugar. Busqué a ambas por todos los rincones posibles, pero fue inútil. Las había visto por última vez bailando muy acarameladas con sendos mocosos y me imaginé entonces que ahora estarían en la cama de ellos?

Cuando salí del lugar me encontraba un poco mareada por el efecto del alcohol. Recordaba que había llegado hasta allí en mi propio auto, pero los vahos etílicos me habían desorientado bastante y tuve que dar varias vueltas tratando de encontrar dónde lo había dejado estacionado.

Ya estaba por salir el sol; así que decidí que, tomar un café bien cargado en alguna estación de servicio, me devolvería un poco de lucidez para reencontrarme con mi auto perdido?
De repente sentí unos tremendos retortijones en el estómago y me di cuenta de que necesitaba un baño con urgencia. Pero no podía encontrar ninguna estación de servicio y todos los negocios alrededor todavía estaban cerrados a esa hora.

Comencé a sudar frío, ya no aguantaba más el dolor, cuando de repente aparecía frente a un taller mecánico, cuyas puertas estaban abiertas de par en par. Entré y pude ver un cartel indicando que los baños estaban al fondo.
Casi doblada en dos por el dolor, me crucé con tres hombres. Les pedí que me dejaran pasar a su baño, diciéndoles que tenía una urgencia.

Ellos solo asintieron con la cabeza y me dieron el paso. Al pasar entre ellos sentí que me desnudaban con la mirada; aunque no hacía mucho esfuerzo para hacerlo. Yo llevaba una breve minifalda, una liviana camiseta de algodón y unos tremendos tacos altos. No me había puesto nada de abrigo, porque la noche había sido bastante cálida.

La puerta del baño estaba torada y no conseguí abrirla yo sola. Uno de esos tipos se acercó y apoyó su entrepierna contra mis nalgas, mientras sus manos rozaban mi cintura y abrían con facilidad la puerta.
Entré lo más rápido que pude sin cerrar la puerta, ya que no aguantaba más y el hombre pudo ver cuando levantaba mi falda y me bajaba la tanga hasta las rodillas. Me senté en el inodoro y miré hacia arriba, encontrando la mirada libidinosa de ese tipo. Le pedí que cerrara la puerta?

Al terminar, noté que mi falda se había manchado con la suciedad del piso; algo típico en un taller mecánico, donde había grasa y aceite por doquier?
Me quité la falda y estuve un largo rato mojándola en el lavatorio, tratando de eliminar esas manchas. Alguien tocó a la puerta, preguntando si estaba todo en orden. Le dije que pasara, ya que la puerta parecía seguir trabada y me iba a costar abrirla.

Era el mismo tipo de antes; pero esta vez me encontró solamente vestida con mi diminuta tanga e algodón, inclinada sobre el lavatorio, desesperada por limpiar mi falda. El hombre dejó escapar un silbido de aprobación mientras disfrutaba de la vista que le daban mis nalgas desnudas.
En ese momento se me pasó el efecto del mareo y recordé que ese mismo hombre ya me había visto con mi tanga a la altura de mis rodillas y ahora me estaba exhibiendo frente a él todavía más desnuda.

Recorrió mi cuerpo con una mirada torva y se tomó la verga a través de los pantalones. Yo lo vi de reojo y sentí que mi concha se humedecía. Era evidente que estaba empezando a recuperar mi libido en ese momento?
Pensé que ese hombre iba a abalanzarse sobre mí, pero por el contrario, me apartó suavemente y entró al reducido espacio de ese baño. Cerró la puerta detrás de él y sacó una tremenda verga. Me miró de reojo y se puso a orinar enfrente de mí. Tenía una pija inconmensurable.

Cuando terminó, la sacudió como si yo no estuviera presente. Luego me miró, mientras mi vista se posaba en sus ojos y luego volvía a bajar hacia su verga.
?Te gusta, putita?? Me preguntó con una sonrisa torcida, casi diabólica.
No pude responderle y entonces bajé mi mirada, viendo que él estaba jalándose la pija para lograr endurecerla todavía más.
Se me acercó y yo retrocedí, hasta chocar mi espalda contra la puerta cerrada. El tipo se acercó más y comenzó a darme latigazos con su verga erecta, directamente sobre mi vientre, por encima de mi tanga.
Se quitó la camiseta sucia de grasa y me dejó ver su tórax bien trabajado en un gimnasio, muy musculoso. Se quitó también los pantalones y quedó desnudo frente a mí? Comencé a temblar de la calentura que sentía.

Se acercó otra vez y me tomó con sus rudas mano por mi cintura. Yo lo esperaba ya con los labios entreabiertos y nos fundimos en un tremendo beso húmedo, mientras su verga pulsaba contra mis ahora mojados labios vaginales.

De repente rompió el contacto de nuestros labios y me hizo girar, obligándome a apoyar mis manos contra la puerta para no perder el equilibrio. Sus enormes manos callosas masajearon mis firme nalgas y de pronto un rápido tirón desgarró mi tanga y la hizo volar fuera de mi cuerpo.

Giré mi cabeza con un gesto de sorpresa, pero el tipo estaba admirando mi culo, mientras escupía sus dedos. Sin darme tiempo a nada zambulló profundamente dos de ellos en mi chorreante vagina.
?Estás muy caliente, perra? y muy mojada?? Susurró a mi oído.
No dije nada; solamente me preparé para recibir su embate, que no se hizo esperar. Me penetró con furia y me levantó en vilo desde atrás, haciéndome empalar en su poderosa verga. Tanta violencia me hizo levantar los pies del piso, quedando literalmente colgada de su dura pija, que cada vez de hundía más y más en mi estrecha concha?
Yo abrí mi boca para gritar y aullar, pero no pude emitir un solo sonido.

El hombre me penetró hasta el fondo y luego dejó que mis zapatos de taco alto se apoyaran en el piso otra vez. Me hizo doblar por la cintura y entonces comenzó a bombearme la concha con un frenesí inusitado.
Después de casi diez minutos cogiéndome desde atrás, el cuerpo me dolía horrores en esa posición. Su verga gruesa y dura entraba y salía de mi concha con furia, provocándome un ardor casi insoportable, pero también una excitación tremenda. Sus dedos comenzaron a jugar en mi ano?

Yo me sentía realmente perdida sintiendo esos tremendos embates, no dejaba de pedirle más y más. Estaba muy excitada y caliente.
De repente el hombre me la sacó y me hizo girar hacia él. Me levantó por las nalgas y me hizo descender sobre su verga dura, que apuntaba hacia arriba. Me penetró a fondo y apoyó mi espalda sobre la pared; comenzando a bombearme con mayor ímpetu todavía. Sus embates eran más rápidos?

Dijo que iba a acabar dentro de mi concha y comenzó a darme más duro.
Entre gemidos le pedí que no acabara dentro, porque no estaba tomando la píldora; pero el tipo sonrió y siguió adelante, sujetándome con firmeza por mis nalgas. De repente sentí su verga comenzando a pulsar en mi concha.
Lo golpeé en el pecho y pude desmontarme de su dura pija, cayendo al suelo mojado y sucio. El hombre aulló como un salvaje y me tomó por los cabellos, mientras intentaba meter su glande dentro de mi boca. Lo dejé hacer y entonces un chorro de semen caliente invadió mi garganta, haciéndome ahogar mientras trataba de tragarme todo.?
?Qué puta increíble resultaste, nena? quiero cogerte todos los días así??

Con esa verga todavía enterrada entre mis labios, de repente sentí que mi concha dilatada se mojaba y entonces un intenso orgasmo recorrió mi cuerpo con cierto retraso, aunque me provocó un placer inusitado?
Cuando terminé de limpiar su verga con mi lengua, noté que todavía estaba bien endurecida y entonces continué acariciándola entre mis dedos. El hombre me jaló por los cabellos y me hizo poner de pie.

Me miró fijamente a los ojos y sonrió, diciendo:
?Si vas seguir haciendo eso, entonces te la voy a meter por el culo??
Yo solamente atiné a devolverle la sonrisa, miré hacia abajo y simplemente, giré mi cuerpo y me incliné, apoyando mis manos otra vez contra la pared?

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